Australia es, y sin ninguna duda, el ejemplo mejor establecido y más conocido del VA (ver Voto Alternativo). El sistema fue introducido en 1918 en Australia por el gobierno Nacionalista, para reemplazar el existente sistema de MR (ver Mayoría Relativa), después que compredieron que teniendo el mismo electorado, el alineamiento de varios candidatos conservadores bajo el sistema MR, podía dividir sus votos, facilitando la victoria al Partido Laborista, quien era menos popular pero más disciplinado. Al final, su implementación estuvo íntimamente relacionada con la necesidad de oponerse a las posibilidades de división del voto, estimular y generar ventajas a la colaboración o coalición entre los partidos. Esta capacidad para sumar intereses, en lugar de dividirlos, ha sido por largo tiempo (en gran parte no reconocido) una característica de la política electoral Australiana; y hasta hace poco ha quedado claro todo su potencial en la distribución de preferencias, así como el ser un útil instrumento para influenciar decisiones políticas.
Existe una diferencia sustancial entre las versiones "preferencial completo" y "preferencial opcional" del VA. Si la decisión de marcar las preferencias mas allá de la primera elección se le deja al votante, en vez de ser un hecho obligatorio, entonces el candidato ganador debe ganar la mayoría absoluta de los votos en el recuento, pero no necesariamente la mayoría de los emitidos. Una papeleta donde las preferencias no pueden o no han sido asignadas a un candidato que continúa en la contienda, son definidas como "agotadas". En contraste, en Australia, es un requisito legislativo que todas las preferencias sean marcadas para que la papeleta sea válida. Una consecuencia crucial de ello, es que los partidos distribuyen entre sus seguidores, tarjetas que muestran "como votar" el día de las elecciones, indicándoles el ordenamiento de las preferencias del partido para todos los candidatos, lo cual es copiado por numerosos electores en su papeleta, al momento de votar.
Analistas de la política Australiana han observado históricamente el Voto Alternativo como una variación de MR, dando en muchos casos resultados casi idénticos a ese sistema, en términos de resultados electorales y en la estructura del sistema de partidos. Douglas Rae, por ejemplo, en su trabajo acerca de las consecuencias de las leyes electorales, declaró sin pelos en la lengua, que: "el sistema Australiano se comporta en todos sus aspectos como si fuera una fórmula de pluralidad de distritos uninominales". Otros observadores han argumentado, que el Voto Preferencial tiene muy poca diferencia con los resultados electorales Australianos y no ha sido determinante en la conformación de los gobiernos.
El elemento común de todos estos análisis, es el hecho de que estaban basados fundamentalmente en las elecciones federales Australianas de los años cincuenta y sesenta, donde -y sólo con la notable excepción del rol del Partido Democrático del Trabajo (PDT)-, la distribución de preferencias tuvo poco efecto en los resultados electorales. Hoy en día, las preferencias juegan un papel mucho más importante en lo que se refiere a la decisión de los resultados en las elecciones Australianas. No se puede asumir que las opciones primarias de los votantes serían duplicadas bajo un sistema MR, pero si fueran los resultados de las elecciones de 1961, 1969, y 1990 éstos se habrían revertido. La declinación de lo que fue un estable sistema bipartidista, el surgimiento de partidos minoritarios y el incremento de la influencia de los candidatos independientes, todo eso, ha influído en el impacto de que el Voto Preferencial sea más alto en los años noventa que cualquier otra época. La Tabla 1 describe la proporción de los escaños en la cual, una distribución de preferencias, ha sido necesaria para determinar el resultado. La segunda columna es el porcentaje de escaños en el cual el ganador eventual no lidereaba en las primeras preferencias y de esta manera produjo resultados diferentes de los que se habrían obtenido bajo MR.
Tabla 1: Proporción de Escaños Donde las Preferencias Fueron Distribuidas y los Resultados Cambiaron, 1963-1996
Año de Elección |
Preferencias Distribuidas (%) |
Variación de Cambios (%) |
1963 |
19.2 |
6.6 |
1966 |
25.0 |
4.0 |
1969 |
32.0 |
9.6 |
1972 |
39.2 |
11.2 |
1974 |
26.0 |
7.9 |
1975 |
18.9 |
5.5 |
1977 |
36.2 |
3.1 |
1980 |
32.0 |
4.8 |
1983 |
24.8 |
1.6 |
1984 |
29.7 |
8.8 |
1987 |
36.5 |
2.7 |
1990 |
60.1 |
6.1 |
1993 |
42.2 |
8.2 |
1996 |
39.2 |
4.7 |
Tal como lo indica la Tabla, en elecciones recientes casi la mitad de los escaños fueron determinados por la distribución de preferencias, aunque en la mayoría de los casos el número de ganadores que "vinieron desde atrás" hasta ganar el escaño, es pequeño, promediando alrededor del 6% en los años noventa. Sin embargo, aún esta pequeña cantidad, habría sido suficiente para cambiar al gobierno en varias elecciones.
El ejemplo más gráfico del Voto Preferencial que directamente afectó la elección de un gobierno, ocurrió en la elección federal de 1990, donde el Partido Laborista Australiano estaba obteniendo malos resultados y parecía dirigirse hacia una derrota electoral, y donde el apoyo de los votantes para los partidos de centro izquierda tal como los Demócratas Australianos y los Verdes llegaron a su clímax. El PLA, bajo la conducción del viejo estratega el senador Graham Richardson, cortejó asiduamente el voto de los Verdes, indirectamente interacactuando con los grandes grupos de cabildeo de medio ambiente y llamando a través de los medios, a los votantes verdes potenciales, apelando directamente por las segundas y terceras preferencias de los seguidores de partidos minoritarios, ofreciendo concesiones en políticas sobre asuntos claves y argumentando que el PLA estaba más cercano a sus verdaderos intereses que la otra alternativa, la coalición Liberal/Nacional. Esta estrategia fue notablemente exitosa: con niveles de apoyo bastante altos de los partidos minoritarios (alrededor de un 17%), el PLA fue el beneficiario de alrededor de dos tercios de las preferencias de los votantes demócratas y verdes, lo cual probablemente determinó la diferencia entre el triunfo y la derrota. Ello constituía una situación de "ganar-ganar" para ambos grupos: el PLA logró el gobierno con menos del 40% de los votos de primeras preferencias, mientras los partidos minoritarios, que no consiguieron escaños en la Cámara Baja, vieron al partido de su preferencia en el gobierno y comprometido con políticas favorables en sus áreas de interés.
Para ver como este tipo de intercambio de preferencias funciona en la práctica, basta examinar la victoria de Neville Newell del PLA por el escaño de Richmond en la elección federal de 1990. Newell consiguió el 27% del voto de primera preferencia. El candidato de la coalición y entonces líder del Partido Nacionalista (PN), Charles Blunt, ganó más del 41% de las primeras preferencias y esperaba una segura victoria. Sin embargo la cuenta dió una combinación de preferencias de partidos minoritarios e independientes, especialmente los de la activista antinuclear Helen Caldicott, las cuales fueron hacia Newell y lo hicieron ganar el escaño con 50.5% del Voto Prefererencial total.
Candidato |
Primer Conteo |
Segundo Conteo |
Tercer Conteo |
Cuarto Conteo |
Quinto Conteo |
Sexto Conteo |
Conteo Final |
Gibas (Demócratas Australianos) |
4346 |
4380 |
4420 |
4504 |
4683 |
Excluido |
Excluido |
Newell (Party Laboral Austrialano) |
18423 |
18467 |
18484 |
18544 |
18683 |
20238 |
34664 (Electo) |
Baillie (Independiente) |
187 |
Excluido |
Excluido |
Excluido |
Excluido |
Excluido |
Excluido |
Sims (Partido del Llamado a Australia) |
1032 |
1053 |
1059 |
1116 |
Excluido |
Excluido |
Excluido |
Paterson (Independiente) |
445 |
480 |
530 |
Excluido |
Excluido |
Excluido |
Excluido |
Leggett (Independiente) |
279 |
294 |
Excluido |
Excluido |
Excluido |
Excluido |
Excluido |
Blunt (Partido Nacional) |
28257 |
28274 |
28303 |
28416 |
28978 |
29778 |
33980 |
Caldicott (Independiente) |
16072 |
16091 |
16237 |
16438 |
16658 |
18903 |
Excluido |
Newell logró el escaño porque fue capaz de asegurar mas del 77% de las preferencias de Caldicott, cuando élla fue excluida en el séptimo conteo. La misma Caldicott había recibido la mayoría de las preferencias de los otros candidatos independientes. El PLA en Richmond, así como en otros escaños, fue el beneficiario de una estrategia dirigida hacia la maximización no sólo de su propio voto, sino hacia la maximización de las preferencias recibidas de otros: la estrategia de las segundas preferencias. A medida que el apoyo por los Demócratas Australianos y los partidos verdes alcanzó su pináculo en 1990, de igual forma la asidua campaña del PLA logró conseguirle alrededor de dos tercios de las segundas preferencias, de las preferencias de estos partidos, lo cual probó ser decisivo para su victoria electoral.
El éxito de la estrategia del PLA en 1990, fue notable porque históricamente el proceso de transferir preferencias, ha tendido a beneficiar a los partidos no-laboristas en vez del PLA. El VA ha tenido dos efectos positivos en los partidos no-laboristas: facilitó el acuerdo de coalición entre los partidos Liberal y del País (ahora Nacional) al permitirles que ambos propusieran candidatos a ciertos escaños sin temor a dividir el voto y, permitió que las preferencias de un pequeño partido político, el PLD, fluyeran predominantemente en contra del PLA, ayudando enormemente a la coalición a mantenerse en el gobierno en los años sesenta. Durante los años setenta, el PLA promovió un regreso a la Mayoría Relativa (MR). Sin embargo, cuando el PLA regresó al poder en 1983, su política fue la de conservar el VA, pero haciendo la escogitación de preferencia opcional en vez de obligatoria.
VA Opcional Preferencial
El VA opcional preferencial es idéntico al VA preferencial completo, excepto que no se requiere que los votantes expresen una preferencia por cada candidato; si lo desean, pueden expresar una preferencia por uno solo. En las palabras del Primer Ministro Gough Whitlam, el voto preferencial opcional es talvez "el único procedimiento electoral en el mundo que permite a los electores expresar su indiferencia a los candidatos". Una encuesta nacional en 1979 mostró que la mayoría de los electores Australianos favorecían la versión opcional, el 72% apoyó la versión opcional y sólo el 26% favoreció la versión de preferencia obligatoria. Una clara ventaja de la versión opcional es que los problemas ocasionados por las papeletas malgastadas debido a errores de numeración, asociados con el sistema preferencial completo, fueron superados en su totalidad. Por esta razón, la preferencia opcional es probablemente la única forma de VA apropiada a condiciones de bajo alfabetismo y conocimiento de matemáticas.
El VA opcional preferencial, es actualmente utilizado para las elecciones estatales en New South Wales (NSW), donde fue introducido en 1981 por el gobierno Laborista de Wran; y en Queensland donde fue introducido en 1992, bajo la recomendación de la Comisión de Revisión Administrativa y Electoral, la cual consideró que el VA preferencial completo, obligaba a los votantes a expresar sus preferencias por candidatos de quienes sabían poco o nada.. El porcentaje de "inflación" para un solo candidato, sin marcar preferencias posteriores, se ha incrementado en ambos casos a lo largo del tiempo. La decisión de expresar preferencias también parece estar bastante relacionada con las recomendaciones que hacen los partidos en las tarjetas de "cómo-votar". En una encuesta conducida en dos elecciones en 1992, el 75% de los electores siguieron las directrices de votación de los partidos, resultando en porcentajes "inflados" del 43% en un distrito (Gordon) y 63% en otro (Kuring-gai). En el caso de Kuring-gai, menos del 33% llenó todos los espacios de la papeleta. En Queensland, los porcentajes "inflados" estaban en un 23% en la primera elección de Voto Opcional Preferencial (VOP) en 1992., pero fueron significativamente más altos en aquellos casos, donde el material de "como-votar" distribuido por los partidos mayoritarios, no sugería preferencias. También existe un claro elemento partidista en la explicación de porcentajes "inflados", que refleja los viejos acuerdos de la coalición entre los partidos Liberal y Nacional: en ambos casos en NSW y Queensland los votantes Laboristas son más probables de "inflarse" que los seguidores de los partidos de la coalición.
Los Efectos de VA
En Australia, el interés en el VA preferencial tiende a incrementarse junto con su efecto partidista. La influencia de las preferencias en los resultados electorales, se ha incrementado en los años recientes, jugando un rol importante en la victoria laborista de 1990. El colapso del voto Demócrata en 1993 y la barrida de la Coalición en la elección federal de 1996, ha significado que los efectos de la distribución de preferencias recibió menos atención desde entonces, aunque ha facilitado la elección de un incrementado número de candidatos independientes (dos en 1993, 5 en 1996), la mayoría de los cuales ganaron sus escaños al vencer por preferencias a los candidatos de partidos mayoritarios.
Análisis realizados sobre los efectos del VA en Australia, se han concentrado casi exclusivamente en sus impactos partidarios. Los analistas han observado el sistema como un instrumento para mantener el dominio de los dos partidos mayoritarios, el PLA y la Coalición Liberal/Nacional y para restringir el rol de los partidos minoritarios en la Cámara Baja, colocándolos bajo la influencia de los partidos mayoritarios en vez de que puedan ganar elecciones ellos mismos. Otros argumentan que pueden aumentar el poder y mejorar la posición de los partidos pequeños, especialmente si tienen el potencial necesario para mantener el balance de poder, entre dos partidos mayoritarios.
Existe un amplio consenso en que el VA facilita arreglos de coalición, como los que se han dado entre los partidos Liberal y Nacional y que beneficia a los partidos y candidatos del centro, estimulando posiciones políticas moderadas y la búsqueda de un "camino intermedio". La retórica de la política Australiana, a veces fiera y agresiva, a menudo distrae la atención de los observadores que no alcanzan a reconocer que tanta cooperatividad existe entre los partidos - por ejemplo, por medio tratos de intercambio de preferencias - y que tan cercanos se encuentran los partidos mayoritarios, sobretodo en asuntos de trascendencia política. Hay pocas dudas que el sistema electoral VA, genera un estímulo institucional significativo, para las tendencias centristas.